Ayer llegó un parabrisas que he podido comprar nuevo, en color blanco. El parabrisas original estaba arañado y no me hacía gracia llevarlo así. El nuevo parabrisas venía más o menos bien protegido y, afortunadamente, no se había dañado durante el transporte. Algo que no esperaba era que llevase el soporte para el retrovisor. Pensaba que tendría que pegarle uno nuevo.
En las marcas serigrafiadas pueden verse las características del cristal:
Mi compañero Merino me indicó que se pueden apreciar dos rayitas paralelas que indican que el cristal es laminado. Y esto era toda una sorpresa. Al parecer, en esa época no se montaban este tipo de cristales, y la mayoría eran templados. Me habían contado varios episodios de parabrisas que han estallado en carretera al impactar una piedrecita y, al ser cristales templados, se hacen añicos...Así que tenía interés en ponerlo de ese tipo, pero no sabía que el que compré lo era. Así que fue una grata sorpresa.
Pero ahí no acaba la cosa. Resulta que al comprobar las marcas del parabrisas original, descubrimos que también es laminado:
Merino, junto con dos alumnos de segundo (Mª José y Alberto), desmontaron el parabrisas original, que guardaré de repuesto:
Y montaron el parabrisas nuevo:
El embellecedor cromado lo monté yo con ayuda de Ismael, siguiendo el método que ya utilizamos la primera vez. Se reutilizó el que tenía y costó algo menos montarlo al tener la forma y estar la goma más vencida.
Lo único malo fue que se marcaron los brazos de los limpiaparabrisas con cinta de carrocero y, al retirarla, se vino la pintura en uno de ellos... También se llevó el salpicadero un pequeño rozón. Pero en general el trabajo fue muy bueno y el nuevo parabrisas luce muy bien.
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