Después de haber montado las otras tres, esta puerta tardé menos en montarla. Comencé colocando la goma del contorno de la puerta, la goma guía del cristal y la plancha de aislamiento acústico:
Había comprado un nuevo lamelunas exterior, ya que utilicé dos para la puerta trasera izquierda (el primero lo destrocé al intentar desmontarlo). Aproveché para comprar un par de tapones para orificios del suelo (que no eran de la medida que yo necesitaba) y los embellecedores para la unión de los extremos del marco cromado de luna delantera y trasera:
Corté el lamelunas ajustando la longitud al hueco y coloqué las grapas:
Recorté los extremos para ajustarlos mejor, rebajando la zona con el alma metálica:
Una vez montado, quedó bastante bien:
Monté el cristal y el alzacristales con ayuda de Ismael. Él sujetó el cristal mientras yo iba jugando con el mecanismo alzacristales. Volvió a costarme mucho trabajo encajar las ruedas en los raíles, pero gracias a que tenía ayuda, no me desesperé tanto como con la otra puerta delantera y, lo más importante, no arañé nada...
Tuve un pequeño percance. Y es que el cristal, ya montado, no había encajado en la guía de la parte delantera. Esto hacía que subiese entre la goma y el marco de la puerta, por lo que iba forzando tanto la goma como el lamelunas. Me las ingenié para soltar el alzacristales, bajar al máximo el cristal y volver a subirlo esta vez encajado dentro de la guía.
Por último, corté el lamelunas interior a medida, marqué los puntos de colocación de las grapas y lo monté con ayuda de un quitagrapas de plástico. La verdad es que me quedó bastante bien:
Debo reconocer que este cristal, junto con los lamelunas, lo monté más rápido y con mayor seguridad que los anteriores. Pensé que no iba a darme tiempo a montar la cerradura, pero me puse manos a la obra.
Coloqué las varillas e introduje la cerradura por el hueco correspondiente de la puerta, encontrándome con las mismas dificultades para lograr hacerla girar y llevarla a su sitio. Esta vez, después de estar intentándolo un buen rato, decidí cortar por lo sano y, una vez que la cerradura estaba atascada en la zona donde debía girar, la golpeé con un martillo de nylon y logré que girase por completo.
Atornillé el cierre junto con la cerradura y monté el resbalón que, como en el resto de puertas, no logré ajustar correctamente. Otra puerta que cerraba de un portazo. Coloqué la maneta exterior, pero no la interior.
Me hacía ilusión colocar la pegatina que yo mismo diseñé con los valores de presión en los neumáticos, así que retiré la antigua con ayuda del cúter y puse la nueva:
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