Tras varios días preparando piezas, ya estaba en disposición de ponerme a montar cosas en la puerta trasera izquierda. He tardado más de la cuenta debido a que ya que me ponía a preparar las piezas de la puerta trasera izquierda, he aprovechado para dejar listas las piezas de las dos puertas delanteras.
Días antes había cortado los lamelunas tomando como referencia el que había montado en la puerta trasera izquierda, para que quedase más ajustado:
Lo primero fue limpiar la puerta por dentro, donde había bastante polvo acumulado durante todo este tiempo:
Tras darle varias vueltas, decidí comenzar montando el lamelunas interior. Coloqué las grapas, marcando previamente los puntos donde debían estar colocadas:
Procuré apretar todo lo posible las grapas para evitar que quedase
suelto, como sucedió en la otra puerta. Incluso saqué alguna de las
grapas para cerrarlas un poco más y volverlas a montar. De este modo, el
lamelunas quedó más sujeto que en la otra puerta.
Después metí el cristal en el interior de la puerta, girado 90º:
Entonces me di cuenta de que no había colocado la goma guía... Saqué el cristal para colocarla con mayor facilidad:
Antes de volver a meter el cristal, coloqué las planchas insonorizantes, que también había olvidado:
Y monté el cristal girado, pero lo coloqué bien para montar el lamelunas exterior:
Marqué la posición de las grapas presentándolo en la puerta. Además, el hueco donde enganchan las grapas es mayor que las propias grapas, por lo que existe margen de error:
Estuve pensando si colocar el lamelunas exterior con el cristal montado o sin montar. Decidí montarlo sin el cristal, ya que el cristal impediría que pudiese inclinarlo para que encajasen las grapas.
Pero al intentar meter el cristal, comprobé que era imposible. Quizás con ayuda habría podido, pero estaba solo y el raíl del cristal rozaba con el lamelunas exterior con riesgo de dañarlo, ya que entraba muy forzado. Tuve que quitar el lamelunas. Tiré de él hacia arriba y salió el lamelunas sin las grapas.
Quitar las grapas me costó mucho trabajo, hasta que descubrí la manera: hacer palanca con un destornillador entre la chapa y la grapa y tirar de la grapa hacia arriba. Salían sin problema.
Metí de nuevo el cristal girado:
Enderecé el lamelunas (se había torcido al tirar de él hacia arriba) y volví a colocar las grapas:
Lo fui a montar en la puerta, pero dos de las grapas no terminaban de encajar. Las había montado al revés...
Volví a sacar el lamelunas, retiré las grapas de la puerta y volví a montarlas, esta vez correctamente. Y, al fin, monté el lamelunas y giré el cristal a su posición. Lo siguiente era meter el triángulo de plástico, que me costó mucho trabajo, ya que los propios lamelunas estorbaban para llevarlo a su sitio. Finalmente, lo logré, y descubrí que después de tanto esfuerzo y tantos contratiempos, el lamelunas exterior era demasiado corto y quedaba un hueco bastante grande en uno de los extremos:
Estuve pensando si colocar el lamelunas exterior con el cristal montado o sin montar. Decidí montarlo sin el cristal, ya que el cristal impediría que pudiese inclinarlo para que encajasen las grapas.
Pero al intentar meter el cristal, comprobé que era imposible. Quizás con ayuda habría podido, pero estaba solo y el raíl del cristal rozaba con el lamelunas exterior con riesgo de dañarlo, ya que entraba muy forzado. Tuve que quitar el lamelunas. Tiré de él hacia arriba y salió el lamelunas sin las grapas.
Quitar las grapas me costó mucho trabajo, hasta que descubrí la manera: hacer palanca con un destornillador entre la chapa y la grapa y tirar de la grapa hacia arriba. Salían sin problema.
Metí de nuevo el cristal girado:
Enderecé el lamelunas (se había torcido al tirar de él hacia arriba) y volví a colocar las grapas:
Lo fui a montar en la puerta, pero dos de las grapas no terminaban de encajar. Las había montado al revés...
Volví a sacar el lamelunas, retiré las grapas de la puerta y volví a montarlas, esta vez correctamente. Y, al fin, monté el lamelunas y giré el cristal a su posición. Lo siguiente era meter el triángulo de plástico, que me costó mucho trabajo, ya que los propios lamelunas estorbaban para llevarlo a su sitio. Finalmente, lo logré, y descubrí que después de tanto esfuerzo y tantos contratiempos, el lamelunas exterior era demasiado corto y quedaba un hueco bastante grande en uno de los extremos:
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