Antes de aplicar la pintura antigravilla sobre el depósito de gasolina, quise hacer una prueba sobre una superficie metálica para ver cómo quedaba:
El acabado era muy resultón, con ese aspecto rugoso que caracteriza a este tipo de pintura. Aunque también comprobé que formaba grumos con facilidad. Quizás no había agitado lo suficiente el bote.
Protegí los laterales del depósito y le di una primera capa a la parte inferior, que es la que quería pintar:
Comprobé que se formaban chorreones si pintaba en líneas verticales, además de aparecer algunos goterones, y esto no se solucionaba por más que agitaba el bote. Entonces vi que el propio bote estaba chorreado de pintura:
Pero ya no podía parar. Tenía que terminar el trabajo como pudiese. Continué dando otra capa y haciendo algunos retoques:
A primera vista, el acabado no es malo, aunque había goterones y me costó mucho aplicar la pintura, ya que tenía que estar limpiando el bote cada dos por tres. No me gustó el producto. Un pena, porque ya digo que el acabado no es malo.
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