Con la ayuda de Christian y David, me puse manos a la obra con el circuito de frenos. Lo primero fue llenar el depósito hasta arriba. Después, abrimos los purgadores de los frenos delanteros y traseros para que el líquido saliese por gravedad. Tras unos minutos, alguno comenzó a gotear, y tras presionar el pedal, todos sacaban líquido. Los cerramos y nos pusimos a purgar el circuito.
Comenzamos, como mandan los cánones, por la rueda más alejada de la bomba (rueda trasera derecha). Un detalle que tendríamos que tener en cuenta es que, al estar en el elevador, el compensador de frenada podría estar impidiendo el paso de líquido hacia los bombines (yo monté la varilla de accionamiento a ojo), así que alguien se tenía que encargar de accionarlo para asegurar el paso de líquido.
Utilizamos un bote vacío con un manguito en el tapón. El manguito se conecta al purgador y así el líquido que sale cae al bote, para no manchar el suelo. Yo me encargaba de accionar el pedal y Christian y David fueron abriendo y cerrando el purgador cuando el circuito ganaba presión. Cuando ya no salían burbujas de aire, ese freno estaba purgado.
Rellenamos el depósito una vez más, vaciando por completo el bote de líquido de frenos que utilicé. Me sorprendió lo fácil que resultó purgar el circuito y lo rápido que se llenó de líquido. Pensaba que tendríamos que estar mucho más tiempo sacando aire.
Sin embargo, no todo fueron buenas noticias. Al aumentar la presión en el circuito, aparecieron fugas. Todas estaban en los racores de los tubos metálicos traseros. Estaban apretados, pero se veían escapar pequeñas cantidades de líquido. Les dimos un apriete algo mayor, pero con mucho cuidado de no pasar las roscas. Aun así, no quedaron completamente secos. Algo seguía escapando.
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