jueves, 13 de octubre de 2016

Protegiendo al Lambor en el taller

El coche está pintado pero le espera una larga temporada en un taller en el que hay constantemente trasiego de alumnos con herramientas y, en muchos casos, poca cabeza como para tener cuidado de un coche en proceso de restauración...

Así que ya tenía previsto que, una vez pintado, tendría que ingeniármelas de alguna manera para protegerlo contra cualquier imprevisto, accidente o descuido que pudiese producirse. Hablo siempre desde la buena fe y las circunstancias propias de algo hecho sin querer, porque si alguien quiere hacerle algo al coche con mala intención, lo podría hacer... Por otro lado, la pintura tampoco puede quedar expuesta al polvo y humos que se generan en el taller. La pintura se deteriora con este tipo de gases y lo mejor es protegerla.

Compré hace unos meses un rollo lo bastante grande de plástico de burbujas. De este modo, podría cubrir todo el coche y, además, proporcionarle cierta protección ante roces fortuitos. Además, hice acopio de cartones para proteger el coche en las zonas más expuestas.


Comencé cubriendo las llantas, ya que pueden dañarse con un gato hidráulico o cualquier otro objeto que pase rodando cerca del coche.


Después, poco a poco, fui cubriendo todo el coche con plástico de burbujas. Tardé varios días, ya que apenas podía dedicarle tiempo con el comienzo del curso.




Cambié el Lambor de sitio en el taller. En vez de tenerlo al lado del Clio, en una zona de paso e incluso de trabajo, lo coloqué, con ayuda de los alumnos de segundo, en una zona más aislada, pegado a una pared donde estaban las mesas y sillas de trabajo, colocando éstas en donde estaba el Lambor.


De este modo, quedaba menos expuesto al paso de la gente, aunque seguiré sufriendo cada vez que vea algún alumno cerca... Había cierto espacio delante y detrás que permitía moverlo, ya que tendré que tener la precaución de moverlo de vez en cuando para evitar que las ruedas se queden "cuadradas" por estar siempre soportando peso en la misma posición.

Por último, coloqué una serie de cartones en las puertas y esquinas para que esas zonas quedasen más protegidas. También cubrí los huecos de las ventanas para evitar la entrada de polvo al interior.


En el caso de la zona del vano motor, lo que hice fue colocar varias tiras unidas entre sí a modo de manta sólo pegada por la zona inferior del cristal, de manera que se pudiese levantar y volver a dejar caer, para poder trabajar en esta zona cuando sea necesario.

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