miércoles, 25 de febrero de 2015

Recogiendo el cigüeñal

Esta mañana he estado repasando el cigüeñal. Hace unas semanas estuve quitándole el óxido que se había acumulado estos meses, igual que en el árbol de levas. Ahora lo que he hecho es eliminar carbonilla que no había quitado cuando estuve limpiándolo el año pasado. Sobre todo me interesaba limpiar las pequeñas guías que hay a ambos lados de cada muñequilla y apoyo. Aquí se puede ver la capa de carbonilla en el lateral de una muñequilla.

Se supone que ahí van los casquillos, pero no cubren esa zona, que se había llenado de carbonilla y tenía menor profundidad. No sé si influye en la lubricación de los casquillos, pero por si acaso, la estuve retirando con ayuda de un destornillador pequeño, como en los asientos de las camisas. Comprobé que no dañaba nada. Después lo repasaba con estropajo verde. Aquí se puede ver la diferencia entre un lateral limpio (izquierda) y el otro sucio (derecha).


Otra comparativa entre una zona de una guía sucia (arriba en la imagen de la izquierda) y la misma zona después de limpiarla (arriba en la imagen de la derecha).


Fue un trabajo bastante tedioso. Por otro lado, estuve limpiando los conductos de aceite, con ayuda de los cepillos metálicos finos. Es curioso comprobar que existen unos conductos que atraviesan cada muñequilla o apoyo y otros en diagonal que conectan el conducto de una muñequilla con el de un apoyo.


Y también limpié un par de agujeros en el borde de un contrapeso (de nuevo con ayuda del pequeño destornillador). Estos agujeros se realizan a la hora de equilibrar el cigüeñal y, en este caso, eran más profundos que el resto, acumulando bastante suciedad. En la superficie lateral de los contrapesos también había algo de carbonilla. Lo que no limpié fue la zona rugosa de los contrapesos, que sólo pude limpiar en su día con ayuda del taladro y cepillo metálico, pero con el que no puede accederse a todas las zonas. Creo que esto es insignificante si se tiene en cuenta que el resto del cigüeñal ha quedado bastante limpio y sin toda la carbonilla que había acumulado.

Por último, soplé todo el cigüeñal y los conductos con aire a presión. Después, rocié con 3en1 y cubrí con film transparente sujeto con cinta aislante para evitar nueva oxidación.


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