jueves, 13 de marzo de 2014

Limpiando latiguillos II

Hoy he continuado limpiando el latiguillo que ayer se resistía. He estado con Pedro, que me ha ayudado en el proceso. Hemos seguido con el hilo de cobre y la "dremel", pero no había manera de atravesar el tapón que bloqueaba al latiguillo. Sólo lográbamos desplazarlo de un lado a otro y con mucha dificultad. Parecía ser muy denso. Así estuvimos una hora aproximadamente. Era desesperante.

Intentamos utilizar el electrodo que preparamos para limpiar el conducto de la base de refrigeración del carburador, pero era muy grueso. Entonces un alumno del PCPI nos comentó que tenían alambre en el huerto que estaban montando y podíamos probar con él. Efectivamente, el alambre era de mayor grosor que el hilo de cobre, pero entraba en el latiguillo y, además, era más rígido, así que tendría que ir mejor.

Cortamos un trozo y volvimos a colocarlo en la "dremel" para utilizarlo como broca, pero aunque parecía ser más efectivo que el hilo de cobre, tampoco logramos atravesar el tapón. Decidimos introducir gasolina para ver si así descomponíamos la suciedad acumulada. Pensamos que podría ser peligroso porque la gasolina ataca a ciertos materiales pero ¿acaso no es altamente corrosivo el líquido de frenos? Colocamos el latiguillo en un tornillo de banco para trabajar en vertical y con mejor sujeción. Vertimos gasolina por el extremo superior y con el alambre íbamos ayudando a que penetrase. El resultado parecía ser esperanzador, ya que el alambre salía lleno de residuos, una especie de barrillo negro con algunos pequeños restos más consistentes. Esto nos animó a continuar. Utilizamos también la "dremel" para penetrar mejor, aunque al final logramos que el alambre saliese por el otro extremo a base de apretar y golpearlo. Una vez que salió, lo volvimos a meter de arriba a abajo varias veces, retirando bastante cantidad de suciedad.

Cuando ya creíamos que estaba suficientemente limpio, lo soplamos con aire a presión, pero no salía aire... Probamos a soplar en ambos sentidos y escuchamos cómo algo salía despedido... Eran trocitos de suciedad más sólida, que a veces quedaban en el extremo del latiguillo y había que retirar tirando. Era similar a chicle negro, pero no muy pegajoso, aunque sí bastante consistente, de ahí que saliese con dificultad. Tras soplarlo varias veces, logramos tener flujo de aire y dimos por limpio el latiguillo.

Ya que la limpieza había sido tan eficiente (al menos eso parecía), hicimos lo mismo con el latiguillo que se supone que ya estaba limpio, aunque realmente estaba bastante bien y no salió mucha suciedad. Con ambos latiguillos "limpitos", nos pusimos a montarlos en el coche. No montamos las chapitas de sujeción por si había que volver a desmontarlos, que ya costó lo suyo quitarlas una vez... Los latiguillos se roscaron primero a las pinzas girándolos sobre sí mismos, para luego roscar el tramo metálico con una llave de 10 especial para racores. Las tuercas de los racores estaban muy tocadas, seguramente de haberlas desapretado/apretado en el pasado con una llave normal y sin mucho cuidado...

Como conclusión de este trabajo, puedo decir que hubo varios momentos en los que pensé que no merecía limpiar los latiguillos flexibles. De hecho, es algo que no se hace. Estos latiguillos se sustituyen normalmente y yo quiero sustituirlos en un futuro, pero ahora quería dejarlos en servicio únicamente para poder tener frenos y poder probar el coche en marcha. Esperemos que haya merecido la pena tanto trabajo y tanta mugre negra...

Más tarde estuve pensando que quizás los trozos sólidos que salieron de los latiguillos sean parte del propio latiguillo, goma descompuesta por el líquido de frenos e incluso la gasolina utilizada para limpiarlos. No sé si esto dará problemas en los frenos delanteros, aunque tampoco creo que sea tan grave para lo que queremos utilizarlos.

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