Tenía pendiente limpiar mejor los tubos de freno, pero no sabía muy bien cómo hacerlo. Se me ocurrió que podría utilizar un cable con la punta pelada, de modo que el cobre actuase como elemento de roce y arrastrase la suciedad del interior.
Tras un primer intento, probé a darle otra forma a la punta de cobre:
Incluso sujeté el cable al taladro para hacerlo girar por el interior de los tubos. En cualquier caso, apenas salía suciedad, pero no me quedé satisfecho. Sé que los tubos no están limpios del todo, lo que pasa es que es muy complicado retirar esa capa adherida por el interior de los tubos. Espero que el líquido nuevo no la arrastre y perjudique a otros componentes. O que sea poca suciedad y apenas tenga importancia.
Soplé los tubos con aire a presión para eliminar posibles restos. Después, fotografié los tubos para tener una referencia de las marcas de sujeción.
Volví a etiquetar los tubos, pero esta vez en uno de los racores de los extremos. De este modo, pude quitar los trozos de cinta y terminar de limpiar los tubos con cepillo metálico y, después, con disolvente.
Les di una primera mano de pintura de zinc:
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